PIRAMIDE ALIMENTARIA

6 de noviembre de 2009
La pirámide alimentaria es una guía visual que se propone para elaborar una dieta omnívora equilibrada. Este recurso gráfico se diseña con el fin de que la población siga unos objetivos dietéticos que propone una organización o una sociedad experta en materia de salud. Para su interpretación se entiende que los alimentos dispuestos en la cima o vértice superior son los que deben consumirse en menor cantidad y los que están cerca de la base son los que se deben consumir con mayor frecuencia y en cantidades mayores, incluyendo las calorías que aportan.

A continuación les mostramos una pirámide hecha por nutricionista americanos y que es bastante similar a la europea y, en particular, a la española.


La pirámide española sería la siguiente:

Aún así os daremos alguna explicaciones básicas y muy interesantes sobre los productos que consumimos. Empezaremos estudiando la cúspide de la pirámide:

* Mantequillas, algunos aceites, grasas y dulces: Los alimentos situados en el vértice de la pirámide deben ser consumidos ocasionalmente ya que son alimentos con una alta concentración energética y, al mismo tiempo, poco nutritivos. En general, se trata de alimentos con un alto contenido en ácidos grasos saturados, azúcares y sal, por lo que su consumo elevado favorece la aparición de sobrepeso y obesidad, entre otras enfermedades.


* Carnes, pescados, huevos, legumbres, frutos secos, embutidos: Los alimentos situados en el segundo nivel de la pirámide tienen en común el aporte que realizan de proteínas a la dieta. El principal papel de las proteínas, aunque también aportan energía, es proporcionar los componentes necesarios para el crecimiento y la renovación de los tejidos y estructuras del organismo. Las proteínas que contienen las carnes, pescados y huevos se caracterizan por su excelente calidad, pudiendo intercambiarse unos por otros en las comidas. La diferencia entre ellos estriba en la cantidad y, sobre todo, la calidad de las grasas que contienen. Así, mientras que la grasa del pollo y especialmente del pescado azul es abundante en ácidos grasos insaturados, las carnes (ternera, cerdo, cordero) presentan un alto contenido en ácidos grasos saturados, por lo que es importante moderar su consumo para prevenir las enfermedades cardiovasculares. Esto es especialmente importante en el caso de los embutidos, que deben consumirse pocas veces a la semana debido a la gran cantidad de ácidos grasos saturados, colesterol y sal que aparecen en ellos.


Las legumbres se caracterizan porque aportan casi de todo pero con moderación. Son una buena fuente de proteínas aunque de menor calidad que las presentes en el grupo anterior. Pero esta deficiencia se puede compensar mezclando las legumbres con cereales, pues ambos alimentos complementan sus carencias, obteniéndose platos completos en proteínas pero con un bajo aporte de grasas. Además nos aportan hidratos de carbono complejos, fibra, vitaminas y minerales.


Los frutos secos tienen como principal virtud el aporte que ofrecen de ácidos grasos insaturados, por lo que ayudan a controlar los niveles sanguíneos de colesterol y triglicéridos. Además son una buena fuente de fibra, que facilita la digestión y previene determinados trastornos intestinales.




* Leche, yogur y queso: En la alimentación diaria no deben faltar varias porciones de lácteos. La leche y sus derivados constituyen, con diferencia, los elementos más ricos en calcio, mineral escaso en la naturaleza y que es imprescindible para el crecimiento, la salud de los huesos, la prevención de la osteoporosis y para un buen funcionamiento de los músculos. Además de ello, los lácteos nos proporcionan fósforo y una proteína: la lactoalbúmina, de inmejorable calidad. Las leches fermentadas (yogures y similares) ofrecen además beneficios para el aparato digestivo.

Por ello se recomienda tomar 2-4 porciones de lácteos y derivados frescos de la leche: queso fresco, cuajada, yogur y similares. Los quesos, también derivados de la leche, son considerados alimentos proteicos por su mucho mayor contenido calórico, graso y proteico.


* Frutas, verduras y hortalizas, aceite de oliva: alimentos imprescindibles para la provisión diaria de vitaminas, minerales, fibra, antioxidantes no vitamínicos y otros elementos muy beneficiosos para la prevención de las enfermedades que azotan a las sociedades desarrolladas y en vías de desarrollo: obesidad, enfermedad cardiovascular, diabetes tipo 2. Son indispensables para el correcto desarrollo y funcionamiento de nuestro organismo y para poder disfrutar de una buena salud, y de fibra, la cual nos ayuda a eliminar los desechos orgánicos. España es fuente de innumerables frutas y verduras, son muy abundantes y variadas.


* Pan, cereales, arroz, pasta y patatas: En las últimas décadas las patatas, arroz, las pastas y el pan han adquirido una connotación negativa y tienen "mala prensa" en relación a la obesidad y la salud. Incluso, se asocia la elevada ingesta de hidratos de carbono, con una alimentación más primitiva, menos elaborada, menos noble, frente a las proteínas que estarían dotadas de las máximas cualidades.

Nada más lejos de la alimentación saludable. La ración imprescindible y sana de proteínas al día no es muy grande, mientras que los cereales y sus derivados, los tubérculos y el arroz es decir, los alimentos ricos en almidón, proporcionan al organismo una energía metabólicamente muy eficaz, que permite ahorrar proteínas de nuestros músculos e incluso potenciarlas (los deportistas ingieren grandes cantidades de estos alimentos) que aportan la mitad de calorías que las grasas, producen una sensación de saciedad elevada, un confort en el equlibrio regulador de ingesta y gasto y sobre todo si son alimentos con fibra, no refinados o integrales, mejoran el ritmo intestinal, la flora bacteriana beneficiosa para la salud del aparato digestivo y el estímulo inmunológico adecuado. Con un nivel de evidencia máximo, que supone un gran apoyo experimental para una afirmación, se sabe hoy día que la prevención de la obesidad se relaciona con la ingesta elevada de cereales no refinados, verduras y hortalizas.




* EL AGUA: El agua representa más de la mitad del peso de nuestro cuerpo, por lo que se considera uno de los nutrientes más importantes y clave para gozar de buena salud. Se recomienda consumir al menos de 5 a 8 vasos de agua al día.

El consumo de agua es siempre necesario pero, muy especialmente, en climas cálidos, en épocas de verano, cuando se hace un ejercicio intenso o se lleva a cabo un trabajo en ambiente caluroso. Los niños y ancianos son grupos que necesitan una gran atención en lo que al consumo de agua se refiere: en el caso de los niños muy pequeños porque no son capaces de manifestar sus necesidades. Cuando tienen más edad realizan, en sus juegos, un intenso ejercicio físico que aumenta las necesidades de líquido. Las personas mayores tienen disminuida la "llamada de la sed" y no son capaces de reaccionar adecuadamente bebiendo agua cuando la necesitan.




Tan importante como la alimentación es el huir del sedentarismo. Realiza alguna actividad física, no necesariamente deportiva, es decir, aquélla que se puede incorporar a las tareas cotidianas. Evidentemente lo más frecuente y fácil es caminar: para coger el transporte público, subir escaleras, pasear al perro, utilizar la bicicleta para los desplazamientos. En definitiva, movilizar piernas con frecuencia. Aparte de sus propiedades beneficiosas sobre la circulación sanguínea, el ritmo intestinal y el mantenimiento de la masa muscular en extremidades inferiores, caminar o sus equivalentes se ha demostrado la mejor manera de prevenir la obesidad y/o la recuperación del peso perdido tras un plan de adelgazamiento.




"Hay que comer para vivir, y no vivir para comer" Moliere
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